jueves, 13 de agosto de 2009

Y pasaron los 40...


Fue una tarde con amigos. Y el cariño de mi gente, mi familia...
Eso fue más importante que soplar una vela más que agregaba un año a mi calendario.
Me hubiera gustado que estuviera gente que no veo hace tiempo, que las extraño y que las necesito.
Pero no todo en la vida se puede. Y la felicidad consiste en no hacer lo que se quiere sino en querer lo que se hace.
Y esa tarde estuve feliz. Me hizo feliz ver a la gente que quiero.
Les comparto algunas fotos. Un abrazo.







viernes, 7 de agosto de 2009

Y vos ¿qué clase de alfajor sos?

Pasaba por Perfil.com para leer algunas cosas del mundo argentino y me cayó en gracia este nuevo blog hablando sobre las mujeres escrito por Diego Gualda.
Hace una comparación exquisita, tal vez no por el nivel sino por el producto en sí, que es riquísimo. Lean. Para ellos, seguro les causará en gracias.
Para ellas, tal vez se tienten en ver a qué grupo pertenecen. O se tienten con alguno.

En su libro “Sexo para golosos y otras cochinadas”, afirma el investigador Hans Von Neuenburg -que poco teme al ridículo- que las mujeres son como los alfajores. Así, en un veloz recorrido por el quiosco de su barrio, elabora una taxonomía del género bello que, básicamente, podría resumirse así:

La mujer Havanna: Es exquisita. Es la mejor. Es también la más cara.
La mujer Balcarce: Quiere competir con Havanna pero, si bien tiene algunas cosas en común, no le llega ni a los talones.
La mujer Cachafaz: La versión porteña del Havanna, es deliciosa, elegante y mucho más accesible.
La mujer Suchard: Fue un boom en los ’80. Hoy, ya no existe.
La mujer Negro & Blanco: Se reinventó y volvió con toda la gloria. Un clásico.
La mujer alfajor de Maicena: Aunque por dentro es puro dulce de leche, es seca y difícil de tragar.
La mujer Guaymallén: Es baratísima, pero al segundo bocado te arrepentís.
La mujer Milka: Es demasiado sofisticada y, de a ratos, te resulta sobrevaluada. Falla la relación calidad-precio.
La mujer Capitán del Espacio Triple: Es densa, pesada, excesiva. Pero es la más dulce.

“Todos buscamos el gran Havanna de nuestras vidas”, concluye Von Neuenburg, “aunque en tiempos de necesidad, más de uno se haya comido un Guaymallén”.

(post subido del blog de Diego Gualda, de Perfil.com)

miércoles, 5 de agosto de 2009

Segundo tiempo


No lo voy a negar. Como puro leonino que soy, el mejor día del mes de agosto es hoy... 5 de agosto. Ya pasaron 40 cumples. Fiuuuu!!!! ... Comienza el segundo tiempo, si es que alguna vez hubo un primero que culminó.
Porque si así fue, no escuché el silbato del réferi. No hubo tiempo de descanso. No hubo entre tiempo y quiero seguir jugando. Un poco más.
Porque el segundo tiempo, yo que soy periodista y me he dedicado al deporte como especialización si se quiere, sé que el segundo tiempo es etapa de definiciones. Y te queda... sólo este segundo tiempo para hacer lo que no hiciste en la primera parte sea por impericia, sea porque no te dejaron, sea porque no viste, no pudiste o no quisiste concretar las oportunidades que tuviste.
Este segundo tiempo viene con la expectativa de que todo será mejor. La etapa de estudio ya pasó. Uno debería saber cómo moverse mejor en el campo de la vida para obtener lo que desea.
Y a fuerza de ser sincero, busqué algunos textos que hablaban sobre esta etapa de la vida que, muchos dicen, recién comienza y es la mejor.
No lo sé. Tuve una infancia feliz, no puedo quejarme. Disfruté y gocé con las cosas que tuve y no me lamenté por las que no. Y si lo hice fue de puro ingenuo, nomás.
Pasé una adolescencia con los complejos suficientes y un necesario equilibrio entre frustraciones y logros que me ayudaron a crecer. Y a aprender que hay que saber ganar... y también saber perder. Tal vez es lo que más cuesta. Pero ese doloroso paso, que algunas veces se transforma en llanto, es un camino sinuoso y peligroso que hay que sortearlo con éxito.
Y el nuevo aire que se respira, de renovación, es maravilloso.
Es volver a empezar.
Casi como cumplir 40.
Habrá que aprovechar este segundo tiempo. Esta otra chance que no todos tienen la oportunidad de tenerla.
Y espero que los que están cerca y los que no, los que me quieren (y por qué no los que no también), las personas a las que les importo (y a las que no también, qué joder!!) puedan disfrutar conmigo de esta segunda etapa.
Después de los treinta, muy por el contrario de los que especulaban mis amigos que me quedaría calvo, panzón y más agrio de lo que me conocen, no sucedió nada de eso. Hasta los análisis dieron valores normales.
Tengo las piernas más fuertes, el corazón bravío, el pecho inflado de ilusiones, la mente dispuesta y la esperanza intacta.
Estoy listo para este segundo tiempo.
Sí... que comience el show.