viernes, 20 de febrero de 2009

Toy... no toy....


Perdón a los que escribieron y no contesté....

Soy la foto...

Y volveré...

Seguro que volveré....

Abrazos y besos ...

miércoles, 4 de febrero de 2009

¡¡Fuerza!!


No soy amigo de él. Tampoco lo fui.
No sé si lo seré.
La amistad es uno de los sentimientos que no suele manejarse aunque algunos la manipulen con maestría y sapiencia. No es mi caso. La amistad se da, franca, sincera, sin escudos ni tapujos, sin esperar nada a cambio.
Entonces crece, se fortifica, va y vuelve en ese mar de sensaciones únicas y mirarse a los ojos no lastima. Sólo basta encontrarse con la mirada. Si nos conocemos, eso será suficiente para saber cómo te sientes, qué necesitas, qué piensas... Así funciona para mí.
Es la confirmación de que somos amigos.
Tal vez él algún día ingrese a ese círculo reservado para pocos a los que les brindo mi corazón y mi alma.
El es uno de mis tantos compañeros de trabajo. Un buen tipo. Buenazo, como los que ya no vienen. Siempre lo ves con una sonrisa y dispuesto a ayudarte. Es generoso, te dedica su tiempo cuando no entendés algo.
Su voz es suave, casi pide permiso para hablar. Pero tiene un timbre alegre. Su espíritu es alegre.
Si hasta cuando protesta o reniega, no parece que lo hiciera en serio porque no podés creer que esté ofuscado. No se le nota.
Y juega al fútbol... Dios, cómo juega.
El y la pelota parecen una sola cosa. Tiene la visión sutil de los talentosos.
Lo conocí cuando entré a trabajar, hace como seis años. Pero ya lo ubicaba de vista, desde hacía un tiempo atrás. No interactuamos demasiado, salvo en los lugares comunes y también en una cancha de fútbol. Pero no fue suficiente para afianzar nuestra buena relación. Tal vez sea un poco por cómo soy. "Especial", dirían los que me conocen bien. "Demasiado... especial", diría quien me conoce lo suficientemente bien. Sí, lo reconozco: soy un tipo difícil.
Pero de él, todos me decían lo mismo cuando entré: "es un buen chango (muchacho, en dialecto tucumano). Un tipo tranquilo, no se mete con nadie. Un buen amigo".
Y cuando tuvimos oportunidad de compartir horas de trabajo, confirmé la versión. Se casó con una compañera, después de varias idas y venidas. "No te aprovechés de tan buen tipo que es", le decíamos... Pero se aprovechó nomás... Se casó, tuvieron un hijo... todo bien.
Iba todo tan bien que un pequeño dolor, una maldita molestia en su rodilla izquierda que no lo dejaba disfrutar de su pasión que es jugar a la pelota, fue suficiente para tomar la decisión de operarse.
Primer diagnóstico: meniscos. Después de una cirugía explorativa, se dieron cuenta que su problema eran los ligamentos cruzados. Había que abrir de nuevo.
Lo operó uno de los mejores médicos, especialistas en cuestiones de rodilla pero algo salió mal.
No me pregunten qué. Hubo una infección. Se trató con todos los antibióticos posibles (la lista es larga y las cuestiones técnicas, la verdad, me aburren) incluso los más fuertes.
No hubo caso.
Viajó a Buenos Aires. Al Hospital Italiano. Allí le diagnosticaron que era un hongo que estaba comprometiendo el hueso. Sólo siete casos existen en el país y él, uno de ellos. Hay un médico que está estudiando este nuevo hongo y las drogas para tratarlo deben traerla de Alemania.
Hace ya más de dos meses que comenzó su calvario. Se está recuperando.
Respondió bien a las primeras dosis de esa droga y, si todo sigue así, volverá a Tucumán para continuar el tratamiento. Viajará esporádicamente a Buenos Aires para las próximas cirugías, porque tienen que hacerle otras más para recuperar su pierna.
Aquí todos se movilizaron para solidarizarse con él. Porque todos respondieron al mal trance que pasaba "el bueno de Fabián".
Yo desde acá me atrevo a pedirles a uds., estimados lectores, que eleven una oración conmigo o una expresión de buenos deseos -si no crees en alguien superior- para su buena recuperación.
Para darle fuerzas a un buen tipo que no la está pasando bien.
No pido esto por ser su amigo. No lo soy.
Pero estaría orgulloso de serlo, no lo duden. Personas tan valiosas enriquecen la vida de uno.
Sé que la fuerza de la oración obra milagros.
Te tomará sólo algunos segundos .................................................
Gracias.
Una buena amiga siempre decía, al finalizar su programa de radio, que "la vida es como un boomerang. Todo vuelve".
Seguro a tí te volverá con creces. Que tengas un buen día.
Y gracias de nuevo.