lunes, 19 de octubre de 2009

Credibilidad 0


En uno de mis primeros años en la facultad, donde estudié la Licencitura en Comunicación Social, tuve una vez a un gran profesor. David Lagmanovich, cordobés de nacimiento y tucumano por adopción, ensayista, cultor del cuento breve, profesor de Literatura en universidades argentinas, brasileñas, norteamericanas y europeas , lingüista y periodista.
Intentó, con muy poco resultado, transmitirnos todo lo que sabía con su materia en esas apenas dos horas durante la semana.
Una de las cosas que más me impactó fue su alocución que nos corrió el velo de la creencia que el periodista es objetivo.
El famoso "Grado 0".
Ese que dice que el periodista debe relatar las cosas con la mayor objetividad posible. Nos tiró al tacho esa teoría.
Porque desde el mismo momento que el periodista comienza un relato o a describir una situación, utiliza su visión, sus sensaciones, sus palabras. Cuando hablamos de opinión, es otra cosa.
Pero nos remitamos a la crónica, donde supuestamente el periodista recoge las versiones de diferentes fuentes para armar un relato.
De allí, la verdad. ¿La verdad absoluta? ¿O la verdad de quienes fueron testigos de los hechos que, además, fue interpretada por el periodista o redactor?
¿Cuánto de verdad hay o existe en ese relato?
Entonces, la credibilidad del periodista, se vuelve frágil.
El arma más fuerte y quizás la única del periodista, es que sea creíble. Puede escribir mal, su sintaxis puede no ser la mejor. Pero su máxima tiene que ser la credibilidad. Sino, ¿a quién le interesaría leer algo que no se sabe si lo escribió por convicción o por inducción (=$)?
Qué problema, ¿eh?
Y con esta multiplicidad de medios electrónicos pululando por aquí y por allá, ¿quién dirá la verdad?
¿A quién creer? ¿a quién recurrir? ¿con quién vamos a compartir nuestras convicciones o nuestras dudas? ¿quién nos salvará de toda esa maraña de mentiras y verdades que cruzan nuestras vidas?
Mírense al espejo y pregúntense si están vestidos como dicen que hay que estar o como realmente lo sientes; si comes lo que te dicen lo que hay que comer o lo que realmente tienes ganas; vas a los lugares donde te sientes bien o a los que va la gente bien para sentirse mejor... ¿en qué crees? ¿en lo que te dicen o en lo que sientes?
Mírate al interior. Ahí está la verdad, pura y sin marketing ni intereses creados.
Búscate y te encontrarás. Te lo aseguro.

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