Lo veo con sus zapatillas color azul, sus soquetitos blancos, su delantal celeste y su carita llena de expectativas. Su flequillo rozándole las cejas y una sonrisa que le abarca toda su boca, cómplice diríamos.
Sus ojos transmiten curiosidad, pero no está asustado. Al contrario. Se siente cómodo en esa salita de color amarillo, llena de juguetes, una casita, mesas y sillas chiquititas que pronto se llenará de enanos como él y ansiosos padres que buscarán con su mirada y en su corazón, no sorprenderse con otra etapa que comienza.
Algunos mayores están más tensos que sus propios hijos. Los flashes de las digitales inundan el aire congelando el momento mágico de esa primera vez que no se volverá a repetir. Nunca nada se repite como la primera vez. (Fito Páez dixit)
Yo no puedo estar mucho tiempo. Pero juego con él a los bloques, hablamos, le hago las típicas (poco ingeniosas y hasta tontas) preguntas de "¿te gusta el jardín? ¿te gusta tu maestra?"... caigo en los lugares comunes. No quiero desnudar, todavía no, que me duele verlo crecer. Y me llena de orgullo también que él asuma tan naturalmente que a partir de hoy ese será su mundo por un año. Me cuenta su mamá que después no se quería ir. Y que su entusiasmo superó todas las expectativas porque ya quiere su mochila, su vaso, su carpeta... Ayer ayudó a construirla pegando figuritas en la cartulina azul.
"Pero vos... ya pasaste por esto", me decían... "Debés estar ducho".... Sí, pero es distinto.
Este es mi hijo.
Y no es lo mismo. Era como verme a mí, 35 años atrás pero distinto. Me había colgado de las polleras cuando entré a ese mundo totalmente extraño, con chicos como yo que no conocía, sintiéndome angustiosamente abandonado.
Pero él no. Su tranquilidad me pasmó. En su mirada noté la madurez de saber lo que hacía. Y lo ví grande. Ya está grande.
Tuve que salir. Contuve las lágrimas que pugnaban salir, escapándose por el costado de mi mejilla y dejando en evidencia mi sensiblería.
Fue su primer día. Y la primera vez que volví a sentirme abandonado después de mucho tiempo. Mi hijo, está creciendo.
15 comentarios:
Uys que tierno.
Yo no se ha dado que tenga hijos, de hecho creo que al final nunca podré tener por uno u otro motivo, pero sí que cuando llevaba al gran número de pequeñitos que he cuidado desde bebés, pasaba por ese primer día.
Unos pataleaban, lloraban y decían: "no me dejes aquí, no me quieres" y a mi se me escapan las lágrimas de ver su angustia.
Otros entraban de lo más tímidos, sin siquiera atreverse a llorar, pero se veía la angustia en la cara. Casi que aún me quedaba más preocupada.
Pero casi ningún niño entraba feliz ante tanto desconocido.
Sin embargo, yo sí recuerdo mi primer día de clase feliz, recuerdo como los niños lloraban (no todos) y no entendía por qué motivo era, pues yo pensaba que eso era ser grande igual que mi hermana, y tenía unas ganas locas de ser grande, y que era más divertido que estar en casa. Asi que mi inicio fue bueno. Luego al cabo de los años me quitaron las ganas de ir al colegio, alguna mal nacida profesora. Pero en principio, hasta cuarto, el colegio para mi fue de lo más feliz.
En fin, supongo ver crecer a los hijos propios cuesta mucho, y la angustia que yo sentía con los niños que cuidaba, debe ser mayor cuando eres el propio papá.
Y sí, la primera vez de todo nunca es igual aunque la situación parezca igual.
En fin, un besazo, y por suerte, ya has superado el primer día de clase..ahora lo siguiente será... "papá no me des besos delante de los niños que soy mayor" jajajaja.
NO quiero desmoralizarte eh???!!!
Besines
Ena: Gracias por entender. Pero al contrario. No me desmoralizas. Sé que hay que caminar y atravesar el umbral de las etapas concluidas. Es maravilloso saber que crecen y a la vez triste tener que soltarles la mano para dejarlos ir. Pero es la vida. Así es la vida. Un beso.
Qué cara de bandido tiene el enano ese, jaja. ¿No lloró? Ya no lloran los chicos, creo. Hay una tira de Mafalda muy graciosa sobre el día de inicio de la escuela primaria. ¿La recordás? Un abrazo.
Me llegó lo que escribiste, mal. Pronto le tocará a este muchacho; mientras tanto, salud por usted: ¡Hijo e' toro!
Muy buen post, hermano. Que lindo que te pasen cosas así con tu hijo, después de haber vivido cosas similiares con las mellis. Hay algo que no me había dado cuenta, y supongo que es por que mi hija recien tiene un año, que loco lo del primer día del jardín, hoy la llevamos por pirmera vez a la guardería y me tenía que ir a trabajar, no quería, me quedaba esperando que alguine me diga (Mariana) quedate, pero bue...
Lo felicito, no sólo por el post sino por que sigue siendo el mismo pibe de buencorazón. abrazo
Qué hermoso tu hijo!!!! y qué difícil para nosotros darnos cuenta que ya empiezan a volar su propio vuelo!!! Ánimo Horacles ya verás todo lo que te deparará el crecimiento de tu hijo!!!Me emocioné junto a vos. Y nosotros aprendemos de ellos, te lo digo yo que pasé por esto hace tiempo, 4 veces!!!.Besos Pilar
emocionante relato¡¡¡¡
como siempre querido horacio,exelente¡¡
que experiencia maravillosa,abrazos piratas¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
Así es mi viejo, nos dejan pero se acercan de una manera diferente. Pronto dejaremos de ser sus héroes y, con suerte, nos haremos amigos. Es agridulce la sensación. Placenteramente dolorosa diría yo. Al final nunca armamos el club de los padres babosos con el pirata.
Abrazo gigante.
Como todas tus historias, ésta también me encantó. Tienes un nene precioso y valiente! Es extraño encontrar a un niño que no llore en ese primer día. Abrazos.
Juanjo: ¿bandido? Y sí... es medio bandido. Pero de guantes blancos. No lloró, no hizo escándalos ni nada. Y no me acuerdo de la tira de mafalda. Pasámela así la suba al blog. Abrazos, Juanjo.
Chicho: ¡Qué es de tu f.....g life!??
Necesito verte viejo. ¿Un café o un par de birras? Espero respuesta.
Bro: Me debes un asado. Y yo un FELIZ CUMPLE!!! no me olvidé pero estaba de vacaciones. Pero hay que juntarse. ¿Con Chicho? Pongale fecha, nomás.
Pilar: querida Pinina. Sí, pero hay que pasar eso, ahora viene la comunión de las mellis y así... que la vida sigue. Gracias por estar ahí. Besos.
Miguel: Y sí, son experiencias únicas e irrepetibles. Aunque ya lo había pasado. Por dos!! Pero cada una tiene un sabor especial.
Rafa: OK, ya Miguel de postuló como presidente, so, quedan cubrir el cargo de vice y tesorero. Puedo ser el tesorero? je je ... sí, negro, un par de tragos nos vendría bien para esperar que nuestros chicos crezcan sanos y felices. Un abrazo.
Brisa: espero mantener las cualidades que me atribuyes y que las de mi hijo también, con el tiempo, pueda sostenerlas. Besos. Gracias por estar.
La verdad q duele un poco q crezcan.
Mis don hnitos lloraron el primer día, y durante semanas creo yo.
Ciertas cosas dan ganas de llorar, el primer día del jardín, su primer versito en público, la primera vez q izan la bandera.
Sobre todo eso, o será q a uno de mis hnos le costó tanto q cuando por fin lo eligieron yo creí q me iba a llorar la vida.
Y lo peor es q te falta.
Cuando entre al secundario, cuando le cambie la voz...
Eso ya lo estoy viviendo...
Están tan grandes...
Besos
Hola Cindy (aunque no lo seas). Tanto tiempo!...
¿Sabés qué es lo que más duele? Sentir que de a poco, mientras comienzan a socializarse pierden esa tan pura y cándida inocencia.
Existe un mail que recorrió muchas casillas seguramente que habla de que "todo lo que aprendí para la vida lo hice en el Jardín de Infantes".
Si no lo recuerdas, seguro lo subiré...
Un beso.
En parte sí, creo q eso es lo q nos duele.
No sé de qué mail hablás.
Subilo.
De seguro paso.
Nos vemos.
Besos
Horacio, muy buen relato! Emotivo, tierno, bien escrito y, sobre todo, valiente.
Me hiciste recordar a mi primera vez en la primaria... lloraba que tuve calambres en los ojos... son etapas, es la vida, es así!
Un abrazo emocionado!
Bruno: gracias por estar. ¿Devuelvo gentilezas? Siempre que leo un relato tuyo no puedo dejar de involucrarme. Lo único que todavía no sé es qué tuvo la cantante ¿varón o mujer?
Un abrazo.
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