Primeros vos, después yo. La respiración lenta, profunda, intensa...después agitada, después... acariciarte lento y despacio, hasta soltarte definitivamente.
El rojo carmesí intenso arde en mis labios, quema, cada vez que me acerco. Transpiro. Te beso. Te vuelvo a besar. Una y otra vez. Hasta sentir que te empequeñeces y tu aroma me envuelve, me invade y me llena para sentir la necesidad de volver a apretarte contra mí para sentir tu calor, tu piel, tu sabor.
Los vahos de alcohol se mezclan con tu intensidad que me provoca, me aprisiona, me traspasa.
Juegas conmigo, vienes y vas, me seduces, me tomas, me dejas y mis pensamientos vuelan. Más allá. Más acá. Más y más...
Y entonces, cuando apenas mi ojos pueden sostener mi mirada te vas, lejos, apagándote de a poco.
8 comentarios:
meeeee. echale soda jajjaa abrazo querdido!!
buenisimo,como me hiciste entrar culiau¡¡¡¡¡¡¡¡
jajajajajajajajaja
barbaro horacio¡
Gracias a José y a Miguel... Entendieron el mensaje y es lo que me gusta.
Un abrazo.
Esto bien podría ser una Oda a la Mujer Gorda, no? Ja!
Mis respetos, Horacio.
Sí, podría ser una oda, por qué no? Ja, ja... El respeto es mutuo, Bruno. Gracias por pasar. Un abrazo.
Pude entrar a tu blog!!! lo veía demasiado erótico,jajaja y era el pucho!! nooooooo, genial! Besos Pilar
asoooooooooooooooooooooo, sta hablando del aaaaaaaaasoooooo (como diría capusotto)
Muy bueno compañerico, me gustó el gustito cuando se mezcla con el alcohol.
Abrazoooo
Pinina: ehh, sí... era el pucho. Un beso.
Marquito: jaaa... sí, una mezcla "dulzona", no le parece?. Un abrazo. Y hablando de alcohol, me debe una juntada cerveza por medio, ¡eh?
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