miércoles, 17 de diciembre de 2008

Música para mis oidos y para los demás


Muchas veces mi regreso a casa después de cumplir con la jornada laboral, lo hago caminando.
Camino por varios motivos: por gimnasia, porque me hace bien, porque me desconecto, porque aprovecho y veo gente conocida (y no tanto) con la que entablo esa conversación inocua y circunstancial, me distraigo, paseo, hasta que finalmente mis pasos me conducen a mi hogar.
Trato siempre de hacer distintos recorridos. No quiero que mi trabajo rutinario contamine el resto de los actos en los que tengo independencia, libertad absoluta.
Pero irremediablemente siempre, siempre que vuelvo caminando, paso por una cuadra en particular que me es inevitable transitar en mi ciudad.
La calle Congreso primera cuadra me invita siempre a caminarla no sólo por su nueva fachada que no tiene más de un año. Farolas, adoquines, luces bajas, todo alienta a una particular imagen. El Paseo de la Independencia comienza allí y continúa en la cuadra siguiente con la visita a la "Casita Histórica", donde se reunieron los congresales para declararse libres de España el 9 de Julio de 1816.
Pero eso no es lo que me atrae. Una dulce melodía que emana de un pequeño instrumento metálico es el remanso de segundos en la atribulada vida de adultos.
"Es traversa", "es traversera" era la discusión sin sentido cuando conocimos a "La Gata" Gaby Costello, talentosa mujer oriunda de Tafí Viejo como su padre, para unirse a nosotros en un proyecto musical y ella tocaba la flauta en cuestión. Me enamoré.
Ese sonido sutil, infinitamente dulce, como suplicando salir de esa cárcel de negras y corcheas, los movimientos cortos, largos y circulares que provoca acompañando el ritmo fueron engualichando mi corazón para siempre. Ese instrumento me transporta. Me da su paz.
Y en esa calle está Pascal, con sus movimientos cortos y largos, circulares, y sus ojos entrecerrados, y sus interpretaciones de latinos, de temas nacionales, internacionales...
Hoy ví que tenía un CD para vender. "¿Cuánto es?", pregunté.
"Diez pesos"...
Y me llevé uno volviendo a casa, silbando bajito la melodía que salía de su flauta.
¿Qué son diez pesos para un hombre enamorado?...

3 comentarios:

Maby dijo...

Ja, qué lindo relato. Vivimos cerca, porque yo también paso por ahí para volver a casa y la verdad es que la vez pasada pensaba en cuán acostumbrada estaba al sonido de la flauta en esa calle. Qué loco! Sabés que conocía a Gaby Costello? Mi hermano también tocó con ella. Hace mil años que no la veo y siempre me pregunto qué será de su vida. Un abrazo Horacio.

Unknown dijo...

Gracias por pasar por aquí también, Maby. Es muy lindo tu blog. Y qué loco... estamos tan cerca.. más de lo pensado.

Pipina dijo...

Hace ya unos años visité Tucuman y tambien pasé por la Casita de la Independencia. Pero esa foto de la calle que transitas es bellísima como bella es la música de una flauta traversa.Saludos Pilar